En mi experiencia clínica, he visto numerosos casos de pacientes que, sumidos en estados depresivos, manifiestan abiertamente que nada les motiva y que, aunque racionalmente pueden visualizar ciertas situaciones de placer y bienestar, realmente no sienten que siquiera sean capaces de conseguirlas.
Y es que cuando no hay motivos para ponerse en movimiento, difícilmente podrán alcanzarse estados mentales positivos ni menos emociones que activen a los individuos. Sin embargo, lo paradójico de todo esto es que, tanto quienes acuden al psicólogo como quienes llegaron a este artículo porque se sienten deprimidos, desean salir de esos estados negativos por la única y poderosa razón de querer sentirse bien.
Encontrando algún motivo
La motivación no es más que el motivo que lleva a la acción. Tanto si el motivo es saciar el hambre (acción=comer), bajar de peso (acción= hacer ejercicios) o sentirse bien (acción=leer este artículo, por ejemplo), entonces ya contamos con cierto grado de motivación en la vida. Sin embargo, mantener esa motivación es lo que a veces cuesta y que, como muchas cosas en esta vida, necesita de algo de entrenamiento para fortalecer y desarrollar. Veamos algunas claves:
- Condiciona tu actuar: si tomas un baño hoy, te sentirás aseado y olerás bien pero, si dejas de hacerlo por algunos días, seguramente olerás fatal. Asimismo ocurre con la motivación. No se trata de visualizar esos motivos sólo un día para que al día siguiente no lo hagamos, sino que permanentemente debemos entregarnos ánimo y así condicionar nuestro actuar. ¿Y cómo hacerlo? Tan sólo proyéctate en el futuro y recuerda para qué haces lo que haces (observa bien: para qué, no por qué)
- Visualiza los resultados que conseguirás: la invitación no es a sólo pensar en la situación que vivirás si actúas conforme al motivo que tienes, sino a visualizarlo en toda su magnitud. Imagínate en el futuro, mira qué hay a tu alrededor, cómo estás vestido, quiénes te rodean y cómo te sientes. Mientras más detalles añadas a la escena, mucho mejor.
- Siéntete parte del presente: y he aquí la base de todo. El pasado sólo existe en tu mente y no es más que una recreación de éste que hacemos en el aquí y ahora. El futuro lo construyes desde el presente y es ahora dónde estamos situados. Cada día es una nueva fuente de experiencias infinitas y mantenernos con vida es un gran acto de fe.
Motivos sobran, sólo que a veces la mente nos juega malas pasadas y debemos sortear esos obstáculos para descubrir que después de estos existen poderosas razones para actuar. Y los motivos junto a la acción es lo que te mantendrán de pie en este mundo.