No obstante comprender que cada ser humano es único y que por tanto tus vivencias, por más que se parezcan a las del resto, jamás serán del todo iguales, existen claves transversales que plantean significados similares para todos nosotros: al fin y al cabo, compartimos la condición de ser humanos. Superarse tiene el mismo sentido para alguien que viva en la Antártica o para un esquimal pues tiene como base un concepto de orden moral (independiente de nuestra cultura y edad, todos sabemos qué es lo bueno y qué es lo malo)
Estas claves de superación, lejos de ser axiomas universales, son simples pautas conductuales aconsejables para todos. Seguirlas o no dependerá de cada uno:
- Si quieres que tu vida mejore, mejórate tú mismo: nuestro mundo externo no es más que un reflejo de nuestro mundo interno. Mejorarse a sí mismo no significa necesariamente pasar de un estado negativo a uno positivo, sino superarse y avanzar en la dirección correcta (alguien bueno puede ser más bueno aún) Si mejoramos nosotros, los resultados se verán automáticamente en nuestras vidas y, por cierto, estos resultados serán del todo positivos.
- Acepta los problemas: nadie dijo que el camino para conseguir logros importantes no estaría exento de problemas. Sin embargo, estos mismos problemas son una poderosa señal de que las cosas van bien encaminadas. Lo que es poco importante es fácil de conseguir; las metas mediocres tendrán dificultades sencillas de superar y, lo verdaderamente importante, tendrá una gran dosis de dificultad. Acepta los retos y, si por alguna razón fracasas en el camino, coge de este mismo fracaso las herramientas para seguir avanzando. De esto se trata el crecimiento.
- Sufrir es una opción: nuestra condición humana tiene como componente fundamental el hecho de que todos tengamos que recibir alguna cuota de dolor en ciertos momentos. Dolor físico, dolor emocional, dolor espiritual, dolor mental… cualquiera sea el tipo de dolor, éste es inevitable y un ingrediente básico del crecimiento (de hecho, suele decirse que “lo huesos duelen” cuando se está en fase de crecimiento. Sin embargo, lo que sí es evitable y completamente opcional es el sufrimiento. Quedarnos atascados en las situaciones dolorosas genera sensaciones de sufrimiento que, con un caldo de cultivo óptimo, se convierten en verdaderos estados depresivos de los cuales salir costará mucho más de lo que se tardó en entrar. Ya sabes: si estás sufriendo es porque tú elegiste ese camino.
- Si vale la pena hacerlo bien, también vale la pena equivocarse al principio: aunque suene extraño y quizás poco alentador para quienes poseen una personalidad perfeccionista, lo cierto es que si la tarea o el objetivo que te has propuesto es importante y requiere que sea resuelto de manera positiva, no sería una mala noticia fallar al comienzo. Todo error trae consigo una lección y, por tanto, esa lección aportará lo necesario para hacer las cosas mejor de lo que te propusiste inicialmente.
Insistimos en que no se trata de leyes naturales ni de axiomas universales a nuestra condición humana; son sólo pautas de conducta que bien pueden seguirse como bien pueden dejarse de lado. La elección es tuya, tuya es la libertad.