Algo que puede sonar como efímero, intangible es la felicidad, es aquello añorado por los hombres, lo que buscan desde la antigua Grecia y a lo que a día de hoy aún sigue siendo tan utópica como en la antigüedad. La felicidad es algo que es muy fácil de obtener momentáneamente pero muy difícil de mantener a lo largo del tiempo.
El mejor método para llegar hasta ella es teniendo claro que es para nosotros la felicidad y de que por mucho que luchemos por ella es posible que nunca lleguemos a sentirla tal y como la tenemos idealizada, pero ello no nos puede privar de disfrutarla cuando la sentimos como tal.
Lo básico y primordial es ser feliz con nosotros mismos, con nuestros defectos pero también con nuestras virtudes, que todo el mundo las tiene, y una vez tengamos eso claro, es más posible que sepamos luchar para conseguirla.
La felicidad es tan imprevista y tan intangible que la podemos encontrar dando un paseo por un parque, escuchando aquella canción que tanto nos gusta, hablando con los amigos, jugando a nuestro juego preferido o viendo nuestra película favorita.
También se puede obtener a través de realizar nuestro trabajo satisfactoriamente o sacando una buena nota en aquel examen que hemos preparado a conciencia.
Realizar tareas para el bien de la comunidad, ayudando a un anciano a cruzar la calle o dando los buenos días al cruzarse a un vecino, todo suma y cuanto mejor estemos con nosotros mismos más fácil es que encontremos la felicidad.