Hace ya tiempo que está demostrado científicamente: la risa es buena para la salud.
El problema es que el sentido del humor no es algo innato al ser humano, si no que lo vamos aprendiendo a lo largo de la vida y, por qué no, educándolo según nuestra personalidad.
Los beneficios de sonreir y de reír son muy numerosos y afectan tanto a nuestra salud mental como física.
El afrontar con sentido del humor situaciones y proyectos aumenta nuestra eficacia, si reímos ante los problemas reducimos su magnitud ya que estos adquieren la que cada cual les otorga.
Sonreír reduce la presión arterial y disminuye los dolores permitiendo apartar la atención del foco del dolor, además la risa favorece que el oxígeno llene nuestros pulmones y que nuestro organismo se distienda y relaje. También está demostrado que la risa aumenta el nivel de endorfinas lo que ayuda a combatir la depresión.
Con una carcajada nuestro cuerpo pone en funcionamiento 400 músculos y comienza un proceso en el que movemos más aire, sudamos y eliminamos toxinas, se estimulan casi todos los órganos debido al mayor flujo sanguíneo, se estiran las cervicales y la columna vertebral donde acumulamos tensiones y, además, facilitamos las digestiones.
Por si todo ello fuera poco, al reír y sonreír nos beneficiamos de unas mejores relaciones sociales, ya que la sonrisa reduce tensiones en situaciones complicadas, es contagiosa y nos ayuda a hacer amigos.
Por todo ello, es altamente beneficioso que busquemos ocasiones que favorezcan que nuestro sentido del humor se estimule y podamos reír un rato cada día.